Mediación familiar

La mediación familiar ofrece una oportunidad para resolver los conflictos relacionales y emocionales que surgen en la convivencia o fuera de ella y en los diferentes lazos familiares. 

La familia nace, crece, se desarrolla, se transforma y se modifica, tejiendo una compleja red relacional no exenta de conflictos envueltos en tintes emocionales.

¿Cuándo puede ser necesaria?

Muchos de los conflictos que surgen en las familias suelen darse en el tránsito de una etapa a otra del ciclo vital. Algunos ejemplos en los que la mediación familiar puede ser beneficiosa son:

  • Convivencia en pareja o en matrimonio;
  • Nacimiento o adopción de hijos e hijas;
  • Durante la crianza;
  • A la hora de elegir el tipo de educación de los hijos e hijas;
  • Nido repleto o nido vacío;
  • En procesos de separación o divorcio;
  • Creación de Convenio Regulador;
  • Duelo;
  • Etapa de retiro de la vida activa y jubilación;
  • Organización de los cuidados de las personas mayores;
  • Llegar a acuerdos en situaciones generadas a partir de una herencia.

¿Cuáles son los beneficios de la mediación familiar?

Mejora la comunicación y la escucha, llegando a acuerdos que benefician a todas las partes.

¿Cuánto tiempo puede durar el proceso?

Los procesos varían según la complejidad de los temas a tratar, por lo que su duración dependerá del ritmo y los objetivos que las personas se marquen. Las sesiones son en formato presencial aunque se puede evaluar la posibilidad de realizar un formato mixto, teniendo algunas online.

Características de la mediación familiar

Voluntariedad;
Confidencialidad;
Imparcialidad;
Neutralidad;
Protagonismo e implicación de las partes;
Buena fe;
Autocomposición del conflicto.

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